El comité de historia del IEEE ha decidido distinguir el telégrafo eléctrico de D. Francisco Salvà i Campillo como un Milestone, es decir, como hito histórico en la historia de la ingeniería. No sólo como precursor del telégrafo, sino también por su propuesta de telegrafía sin hilos. El nombre de Salvà, el segundo milestone español, estará inmediatamente después del de otros inventores como fueron Benjamin Franklin, por el pararrayos, y Alessandro Volta, por la pila eléctrica.

Nuestro compañero Antonio Pérez Yuste, que también fue el ponente del otro Milestone concedido dentro de nuestra sección en 2007, al ingeniero de Caminos D. Leonardo Torres por el desarrollo del «telekino», fue el encargado de investigar, documentar y presentar esta nueva propuesta.

El médico barcelonés D. Francisco Salvà i Campillo (1751-1828), fue ilustrado que estaba al corriente de los avances científicos y técnicos de su momento y que propuso soluciones precursoras e innovadoras en varios campos, entre ellos, el de la incipiente telegrafía: el conocimiento y utilización de la electricidad en las comunicaciones. Samuel Morse hizo la demostración pública de su telégrafo en 1833.

El 16 de diciembre de 1795, Salvà presentó en la RACAB (entonces Real Academia de Ciencias Naturales y Artes) –que contaba entonces con cuarenta años de existencia– la memoria «La electricidad aplicada a la telegrafía». Y en 1804, en la misma RACAB, presentó un prototipo de telégrafo hecho con una pila de Volta (recientemente inventada) en lugar de una botella de Leyden, para «almacenar» la electricidad, conectada a veintidós pares de hilos, cada uno empleado para transmitir una letra o un carácter. En la RACAB se conservan las facturas de los hilos de cobre que compró para fabricar el prototipo de telégrafo.

Las reflexiones de Salvà fueron más allá. Propuso que los cables del telégrafo eléctrico se podrían reducir aplicando un código de caracteres. Que se podría proteger el cable para comunicar Alicante y Mallorca; y que la posibilidad de aprovechar la carga iónica del agua de mar, permitía concebir una telegrafía sin hilos.

Profesionalmente, Salvà i Campillo era médico y en el ejercicio de su profesión contribuyó a estudiar los resultados de la vacunación contra la viruela, hecho que le valió un premio de la Société Royale de Médecine, de París. Fue también profesor de la Academia Medicopráctica de Barcelona (hoy Real Academia de Medicina de Cataluña), que él contribuyó a crear.

Para relacionar la aparición de epidemias con el tiempo, recopiló datos meteorológicos diarios durante más de cuarenta años desde su casa de la Calle de Petritxol, donde una placa le recuerda. También participó en demostraciones de globos aerostáticos y diseñó un submarino; y acompañó a Pierre Méchain en la determinación de la longitud del meridiano de Dunkerke-París-Barcelona, que más tarde fue utilizado para la definición del metro como unidad de longitud.

El Museo Alemán de Obras Maestras en Ciencia y Tecnología de Múnich le considera el constructor e inventor del primer cable de telecomunicación. El Colegio de Ingenieros en Informática de Cataluña otorga el Premio Salvà i Campillo, que reconoce a los profesionales del sector.

El pasado día 23 de noviembre, la Sección Española de IEEE, dentro de los actos de celebración del 50 Aniversario de la Sección, organizó una serie de ponencias sobre la figura de Salvá, donde intervinieron el D. Jesús Sánchez Miñana, estudioso de Salvá, D. Joan Jofre, presidente de RACAB y D. Antonio Pérez Yuste.